White Bouncy Castle 

William Forsythe – Dana Capsersen – Joel Ryani
2017

Instalación Ambiental

Tras su visita en 2017 a la Grande Halle de la Villette con la instalación Nowhere and Everywhere at the Same Time No. 2, compuesta por una multitud de relojes suspendidos y en movimiento, William Forsythe, coreógrafo estadounidense, vuelve a ocupar el recinto con su White Bouncy Castle creado en 1997. Desde hace más de treinta años, el artista explora nuevos formatos con sus “objetos coreográficos” que combinan gestos e instalaciones.

Obra lúdica y gigantesca, White Bouncy Castle, creada por Dana Caspersen y William Forsythe, sumerge a los visitantes en una experiencia inmersiva y desenfadada. Animada por la creación sonora experimental del compositor Joel Ryan, su colaboración artística ilustra el mismo deseo de trabajar en torno al movimiento, la gravedad y la velocidad.

En este íntimo espacio blanco monocromático, se invita a los visitantes de todas las generaciones a caer y rebotar para sentir mejor sus cuerpos y convertirse en actores de su propia coreografía. La pérdida de puntos de referencia espaciales y temporales confunde al público, pero la euforia involuntaria resultante es contagiosa y, en algunos casos, adictiva.

Biografía

Nacido en Nueva York en 1949, William Forsythe está considerado el coreógrafo contemporáneo que mejor ha retomado, actualizado y remodelado la herencia del ballet clásico, demostrando ser el más fiel heredero del genio de George Balanchine.  Forsythe se convirtió en uno de los coreógrafos free-lance más solicitados a principios de los ochenta, aterrizando en Berlín (Die Nacht aus Blei, 1981), París (France/Dance, 1983), Viena (donde causó revuelo al proyectar una película en el sótano de la Wiener Staatsopern, Berg Ab, en lugar de poner en escena un ballet en directo), Fráncfort (Gänge, 1983), La Haya (Say Bye Bye y Gänge 1 – ein Stück über Ballett, ambas para el Nederland Dans Theater) y la propia Nueva York (Square Deal, 1983, para el antiguo Joffrey Ballet). El año del punto de inflexión, tanto artístico como profesional, fue 1984, cuando aceptó el cargo de director del Ballet de Fráncfort (que aún estaba bajo la administración de la Ópera de Fráncfort): Forsythe ocuparía este puesto durante veinte años, transformando la compañía alemana en una de las más innovadoras y solicitadas del mundo y desarrollando un estilo inimitable, en el que conviven en milagrosa armonía los códigos del ballet clásico y las novedades de la danza contemporánea, el rigor de una visión geométrica y el impacto emocional de un pensamiento abierto a las angustias de la modernidad.

Una producción
Socio Técnico